(24-09) Después de una noche un tanto agitada, llegar amaneciendo a Dubrovnik fue muy lindo, sentir el fresquito en la cubierta y ver esa hermosa ciudad que se iba descubriendo de a poco a medida que llegábamos al puerto a las 7 de la mañana. Por suerte nos esperaba para llevarnos al lugar donde nos alojaríamos , Milo el dueño de la posada Villa Klaic estaba allí, saludamos a Etta y Rosetta a la pasada.
Una vez llegados Milo nos ofreció el desayuno, suculento por cierto, y dejar nuestras mochilas.
Ya preparados para bajar a la ciudad amurallada nos separaban de la posada solo 505 escalones, lo mas duro fue por la noche después de haber caminado todo el día y haber visto cientos de ellas.
Que se puede decir de Dubrovnik, además que es una ciudad amurallada y peatonal que fue reconstruida despues de la guerra ... que es una de las ciudades que mas me gusto del viaje. Su calle principal resplandeciente de día y de noche y la muralla que desde lo alto abre la vista al Mar Adriático ( por supuesto cientos de escaleras mas, ya que la misma rodea toda la ciudad).-Visitar la muralla de Dubrovnik es algo que uno no puede dejar de hacer si visita este lugar.
Techos de Dubrovnik, quiero tener esa terraza!

Después de la muralla nos fuimos a comer a Kamenice, recomendación de los abuelos, y luego a los lugares típicos como el puerto, las calles laterales a Stradum (la principal), la catedral, la iglesia de San Blas, el palacio del rector...

Ensalada de pulpo en Kamenice, increíblemente rica.
A la tardecita un buen helado, unas porciones de pizza y a buscar la Ulica Sumetska.
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