Roma - Dia 3

(21-09). El primer lugar que visitamos fue San Pedro, como era Domingo estaba cerrado el museo Vaticano, por lo que vimos la Basílica solamente. Desafío I: saque una foto de San Pedro sin un chino posando, fallamos, salieron dos.

Miguel Ángel es el Gardel, el Maradona, el Borges, el Freddy Mercury de la escultura, agranden la foto y vean.

Fuimos a Castel San Angelo donde compramos el gatorade mas caro de todo el viaje y atravesamos el puente rumbo a Piazza NavonaSi, no solo en las canchas argentinas te asaltan con la bebida. Igual con la cara que teníamos al mediodía nos lo merecíamos.

Piazza Navonna, necesito un banco para sentarme!!!

De allí caminando nos dirigimos a Campo di Fiore donde comimos un rico sandwich tostado con masa de pizza y de relleno tomate seco, mozzarela y funghi.

La vida y el futból dan revancha, un sandwich barato y riquísimo!.

Con la panza llena nos fuimos a el Trastevere, allí vimos la Iglesia Santa María, cruzamos por Ponte Fabrizio hacia la Boca de la Veritá y luego al jardín de los naranjos.

Ale se la juega y la Verita le deglute medio antebrazo, se la banca porque no teníamos Assist-Card.

Concentrado, si me caigo que sea para adelante.

Desde el jardín de los Naranjos se tiene una vista muy bonita de toda Roma.- De allí bajamos y rodeamos el circo romano hasta llegar al Coliseo. Hicimos una visita guiada a ver si aprendíamos algo. Ale escuchando a Vitorio Hugus, Spartacus Juniors cae por 5 gladiadores (menos) a 2 contra Matadorus de Almagrus.

Me lo dijo la guía, es el antiguo gasómetro.

Más ilustrados decidimos seguir caminando, pasamos por los foros y por la Piazza Victorio Emanuelle...

Pregunté pero nadie me supo decir ¿¿¿¿¿porque tiene un pato en la cabeza?????

Llegamos por la tardecita a la Fontana di Trevi, pasamos un buen rato allí descansando después de tanta caminata y nos agarro la noche en el lugar.

El peso argentino, fiel representante de nuestro poderío económico descansa en el fondo de la Fontana.

Seguimos vagabundeando por las callecitas de Roma que son encantadoras hasta llegar a la zona donde nos alojábamos. Buscamos allí un lugar para cenar, y un plato de pastas para cada uno, necesitabamos dormir imperiosamente al otro día nos esperaba una larga cola para acceder al Museo del Vaticano.

La vuelta arrastrando los pies, al fondo San Pedro de noche.